El Día del Investigador Científico se celebra en honor a Bernardo Houssay, primer Premio Nobel de América Latina en ciencias y creador del CONICET.
Esta efeméride se celebra en reconocimiento a todos los científicos argentinos, quienes con su ardua labor, y no sin dificultades, contribuyen de diversas maneras a elevar la calidad de vida y el bienestar general de la sociedad.
La elección de esta fecha recuerda el nacimiento del doctor Bernardo Houssay (1887-1971), eminente científico argentino cuya trayectoria marcó un punto de inflexión en el desarrollo de la ciencia en nuestro país.
Las pasiones de Houssay fueron el laboratorio y la docencia. Obtuvo el título de bachiller a los 13 años y el de farmacéutico a los 17. Fue profesor a los 21 y médico a los 23. Hasta el día de su muerte, ocurrida el 27 de septiembre de 1971, mantuvo el mismo espíritu infatigable para trabajar y transmitir conocimientos. Cofundador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, CONICET, Houssay obtuvo el premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1947.
En 1945, se publicó el Tratado de Fisiología Humana bajo su coordinación, que es conocido como “la Fisiología de Houssay” y que fue traducido al inglés, francés, japonés, portugués, griego, italiano y otros idiomas. La obra marca un hito en los estudios médicos y permitió, decir que “puso a la Argentina en el mapa de la fisiología mundial”.
Esa tenacidad lo convirtió en un líder, tanto en la universidad como en la investigación científica. En ningún momento lo abandonó su fe en las posibilidades del desarrollo científico argentino, formando discípulos y trabajando con los medios disponibles a su alcance. Se lo considera una de las grandes mentes creativas de la Argentina.
La ciencia y la tecnología merecen un lugar central entre las prioridades del país ya que son factores principales para el crecimiento económico de las naciones, generando en interacción con el sector productivo importantes innovaciones que contribuyen al desarrollo sustentable.